El martes 4 de junio, a las 5 en punto de la madrugada, 30 alumnos, 4 maestros y 6 madres, partimos en autobús rumbo a Madrid.
En un instante, nos sentimos futbolistas al pisar el Bernabeu; fuimos turistas paseando por la Castellana, el Paseo del Prado y Recoletos; nos intrigamos con las historias sobre El Palacio de los Marqueses de Linares, siendo testigo La Cibeles.
Al pasar por el Museo del Prado, Velázquez nos miró de reojo, con nuestras mochilas por delante, por si las moscas, por los moscones...
Nos emocionamos en el monumento del 11M, con el recuerdo de las 191 víctimas que se dejaron sus vidas en los trenes de Atocha.
Experimentamos el vértigo y el 3D en nuestro Castillo Encantado del Imax. ¡Qué flipe!
Fuimos acompañados por reyes y más reyes en el Madrid de los Austrias; subimos casi al cielo desde el teleférico y pudimos comprobar que el comportamiento de los monos del Zoo, a veces, no es tan diferente al nuestro.
Aprendimos a remar en las barcas del Retiro y nos mezclamos con un montón de personajes en el Museo de Cera.
Padecimos un miedo inimaginable en el Viejo Caserón del Parque de Atracciones, aunque lo superamos enseguida con tanta Montaña Rusa.
Conseguimos alcanzar nuestras metas en Micrópolix, llegando a ser policías, periodistas, bomberos, ejecutivos...
Y lo pasamos genial en el albergue, con nuestros amigos los Senegaleses, niños sin recursos, pero con un corazón enorme, de los que tenemos mucho que aprender.
Nuestro objetivo era disfrutar, pasarlo bien, formarmos y aprender, convivir, conocer una ciudad maravillosa y traer un recuerdo imborrable para siempre.
Si lo hemos conseguido o no, ellos lo dirán.
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